La doctrina de Juan de la Cruz 2

UNO

En los últimos días os he estado guiando a través de las enseñanzas esenciales de Juan de la Cruz sobre cómo alcanzar la meta de nuestra vida que es la unión transformadora con Dios. Nuestra transformación comienza cuando Dios vierte su vida divina en nuestra alma a través del sacramento del Bautismo y luego alimenta y aumenta constantemente. Su vida divina dentro de nosotros por medio de la Eucaristía. Respondemos a Dios entregándonos a Él a cambio a través de las buenas acciones que convertimos en hábitos llamados virtudes– la mayor de ellas es el amor. Dios es amor, así que viajamos a Él por medio del amor. Como escribe Juan de la Cruz: En la tarde de la vida, seremos juzgados por nuestro amor.

Asumiendo el papel de los sacramentos, renunciando al mal y a la práctica de la virtud, Juan nos da un plan en dos partes para alcanzar la meta: la oración y el desapego. Ahora no reacciones de forma exagerada. Juan no está diciendo que las únicas cosas que necesitamos son oración y desapego. Eso sería inhumano. Entonces, demos un paso atrás y obtengamos el contexto primero.

Hemos sido diseñados por Dios para necesitar muchas cosas buenas para ser realizados y felices. Necesitamos una Jerarquía de cosas buenas, tres niveles de bienes para ser felices: Superficial, Profundo y Divino.

1. Bienes naturales superficiales:

un. Proteínas, carbohidratos y, oh sí, café

b. Un paseo por la playa al atardecer

c. Buenos libros

2. Bienes naturales profundos:

un. Bienes físicos, nutrición, sueño, ejercicio, seguridad, protección...

b. Bienes psicológicos como la estabilidad y la variedad

c. Familia y amistad

d. Conocimiento,

e. Logros y trabajo significativo

f. Belleza de la naturaleza, el arte, la música, la literatura, o una obra bien ejecutada en el campo o en la cancha.

3. Bien Divino – Unión con Dios

Fuimos diseñados para necesitar todo esto. Es por eso que una vida bien ordenada que nos permita perseguirlos de una manera equilibrada es el fundamento de la felicidad y la santidad.

La Unión Transformadora con Dios se funda primero en una vida bien ordenada y equilibrada. ¿Estás persiguiendo esto de una manera equilibrada o te sientes desequilibrado o te faltan ingredientes esenciales?

DOS

Juan de la Cruz insistiría en que antes de sumergirnos en el desapego, aprendamos a deleitarnos en todo el bien que Dios nos ha dado, especialmente en el momento presente, y le demos gracias por ello. Mira, fuimos hechos para deleite, no para sacrificio y tristeza. Fuimos hechos para deleitarnos en la posesión del Bien Supremo, Dios, para siempre. En este proceso de nuestra transformación, Dios quiere prepararnos para deleitarnos en Él aprendiendo a deleitarnos adecuadamente en las cosas buenas superficiales y profundas. Aprendemos a deleitarnos en Dios deleitándonos en el bien que nos ha dado y agradeciéndole por ello. Esta semana me estoy deleitando en el gran bien y don de Dios que es mi esposa Sandy. Me deleito en caminar por la playa, ver el amanecer y la puesta de sol, excelentes comidas con mis hijas Grace y Sara. Fuimos hechos para deleitarnos en Dios al ser entrenados para deleitarnos en sus dones, reconocer que vienen de Él e invitarnos a regresar a Él.

¿Qué tan bien te deleitas en las cosas buenas que Dios te ha dado en cada momento presente? Es un paso necesario en tu entrenamiento.

TRES

Dios mismo nos diseñó para necesitar los tres niveles del bien. También nos diseñó para tener un deseo, un hambre y sed de las cosas que necesitamos y estar apegados a ellas de la manera adecuada. Debemos estar apegados al agua para vivir, apegados a nuestro trabajo porque tomar posesión engendra un mejor cuidado. Debemos estar apegados a nuestros hijos para que no los dejemos en la parada de descanso cuando tuvimos suficiente de un largo viaje en automóvil. Sin embargo, debemos mantener nuestros amores y apegos en orden. Debemos anhelar a Dios, amarlo y estar apegados a Él por encima de todas las cosas. Se trata solo de mantener nuestros amores y apegos en orden. Ama y apégate menos a las cosas menores y apégate y ama más las cosas más grandes, porque la virtud es el amor correctamente ordenado.

CUATRO

Nuestro problema es que sacamos nuestros amores del orden, lo que resulta en un apego desordenado, es decir, querer algo más que Dios o de una manera que nos impide una unión más profunda con Dios.

Los apegos desordenados generalmente provienen de cosas a las que deberíamos estar apegados en algún nivel, pero se vuelve demasiado, incluso puede convertirse en nuestra fuente de autoestima e identidad. El orgullo son todas las formas en que tratamos de validar nuestra existencia, probar nuestro valor, aparte de Dios.

¿Cómo sabemos que tenemos un apego desordenado? Cuando nos volvemos demasiado tristes, demasiado enojados, tentados a rendirnos, o demasiado temerosos cuando esa cosa se pierde o se ve amenazada.

¿Qué preocupa a nuestra mente y deseo?

¿Qué nos impide tener tiempo en oración?

¿Qué nos distrae en la oración?

¿Dónde caemos en pecado?

Las respuestas a estas preguntas apuntan a nuestros apegos desordenados. ¿Puedes identificar la tuya?

CINCO

El desapego no es el objetivo. La unión con Dios lo es. El desapego mantiene todas las cosas en su orden adecuado.

CIC 226 Significa hacer un buen uso de las cosas creadas:la fe enDios, el Único, nos lleva a usar todo lo que no es Dios sólo en la medida en que nos acerca a Él, y a separarnos de él en la medida en que nos aleja de Él:

Mi Señor y mi Dios, toma de mí todo lo que me aleja de ti. Mi Señor y mi Dios, dame todo lo que me acerque a ti. Mi Señor y mi Dios, apartaos de mí mismo para darlo todo a vosotros.

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